lunes, 2 de febrero de 2009

La Jornada de Morelos
Escrito por JORGE SIFUENTES CAÑAS

La noche cubrió con su manto el cielo de la zona arqueológica de Xochicalco el sábado pasado, en la llamada Noche de las estrellas convocada por diversas instituciones. Ahí, en la plaza principal de la estela, junto a la pirámide de la serpiente emplumada, el ir y venir de los afortunados visitantes hacía parecer que todos los caminos conducían a la “Casa de las flores”.

Fue una tarde-noche de encuentros, de murmullos y de uno que otro curioso que se perdía entre los telescopios apostados a lo largo de la plaza. No faltaron las voces que confundían el paso de un avión en el firmamento con algún objeto volador no identificado; tampoco faltaron las bromas de quienes, desde las escalinatas de las pirámides, trataban de llamar la atención de las cámaras de televisión.

Quizá los organizadores no esperaban a los casi cuatro mil visitantes que se dieron cita, algunos desde las tres de la tarde, para buscar el mejor lugar y el mejor ángulo para la cita estelar. Ya para las seis, el camino de acceso lució repleto y los vehículos tuvieron que estacionarse a la orilla; dejando a pie a cientos de personas en el trayecto a la zona arqueológica.

También el acceso al museo se vio copado por automóviles y autobuses con excursionistas extranjeros. En tanto, jóvenes, familias y adultos mayores se apresuraban a tomar sus lugares para poder apreciar el espectáculo de luz y sonido, que a decir de Marco Antonio Sánchez, director del Museo de Sitio que fue abierto al público en 1996, no afectó las estructuras de la zona arqueológica y los recursos generados se invierten en nuevas exploraciones.

Xochicalco, centro ceremonial por excelencia, convocó entre los años 700 y 800 dC a un evento astronómico de gran envergadura. Sabios y sacerdotes se reunieron para “arreglar el tiempo” y realizar algunos ajustes al calendario, dado que algunos sucesos anteriores preveían desastres. Previo a su destrucción, esta ciudad fortificada fue una de las más importantes metrópolis de su época.

Ahora la convocatoria fue distinta. Con esta visita nocturna iniciaron en México los festejos del Año Internacional de la Astronomía, al igual que en otras 15 zonas arqueológicas y otros sitios públicos. En esta noche de las estrellas, el resplandor de la luna en cuarto menguante y el brillo de Venus al poniente fueron los principales actores desde la puesta del sol; más tarde, Saturno hizo su aparición en el cielo morelense.

Cerca de las diez de la noche, desde la plaza principal, ya podían apreciarse a simple vista algunas constelaciones que no son visibles en la ciudad. Los visitantes, algunos guiados por las linternas de los vigilantes y otros incluso con aparatos de rayos láser, seguían arribando por el camino principal hacia la zona arqueológica. Y como a veces ocurre, no siempre se tiene la conciencia del cuidado del patrimonio arqueológico y a pesar de las recomendaciones, no se respetó la orden de no subirse a las pirámides.

De acuerdo con el personal de vigilancia, el acceso a la zona arqueológica se suspendió a las 22:30 horas y a las 11 de la noche empezó el desalojo de visitantes. Según los reportes oficiales, no hubo ningún tipo de incidentes ni lesionados.

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