lunes, 2 de febrero de 2009
La Gaceta en línea
Se apagaron las luces para que se encendieran las estrellas y el cielo contara su historia, la misma que fue relatada a nuestros antepasados, en el mismo lugar: el Zócalo. Miles de personas se reunieron para apreciar y percibir el firmamento con binoculares y telescopios, en la primera Noche de las Estrellas.
El acto, organizado por la Universidad, los institutos nacionales de Antropología e Historia, y de Astrofísica, Óptica y Electrónica; junto con el Politécnico Nacional, la embajada de Francia en México, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología,
la Academia Mexicana de Ciencias y el Gobierno del Distrito Federal, entre otros, formó
parte de las actividades del Año Internacional de la Astronomía 2009. Astrónomos profesionales y aficionados compartieron con la gente la experiencia de observar la bóveda celeste y se interiorizaron en una noche especial, de fraternidad con el cosmos, en una fiesta que incluyó también actividades culturales.
En la Plaza de la Constitución, desde las 17 y hasta las 23 horas, cientos de familias, jóvenes y académicos se adentraron en el mundo de la astronomía, mediante actividades como astronomía para niños, talleres infantiles, charlas y conferencias de divulgación, teatro guiñol, cine astronómico, demostraciones científicas y conversaciones con astrónomos.
Con el ocaso del Sol y la aparición del planeta Venus, acompañados de la constelación de Orión visible en el cenit, y una Luna discreta en cuarto menguante, el Zócalo conmemoró el Año Internacional de la Astronomía. Mientras, la gente escuchó música prehispánica, hizo largas filas para entrar a los talleres y armar su transbordador espacial o un galileoscopio; otra prefirió charlar con astrónomas como Silvia Torres
o Margarita Rosado Solís.
Quienes fueron acompañados por niños, optaron por el guiñol que representó La vida de Galileo Galilei, escucharon a los cuenta cuentos o la charla de Julieta Fierro.
Una inmensa mayoría observó el firmamento a través de los telescopios, desde donde pudieron contemplar las nebulosas, Urano y cúmulos de estrellas, en el mismo lugar donde los astrónomos mexicas –dedicados a observar el curso y el acaecer ordenado
de un cielo transparente y sin contaminación lumínica– determinaron el comienzo de la suma de los años y el orden de la cuenta de los destinos.
Los mesoamericanos observaban con detalle y registraban el movimiento retrógrado de los planetas,los cambios de las estaciones, los ciclos de Venus, Marte y Júpiter, las alineaciones planetarias,y los eclipses solares y lunares. La observación minuciosa les permitió generar calendarios precisos y diseñar sus ciudades definiendo los ciclos de
sus actividades y ritos de acuerdo con el movimiento y posición de los astros.
También crearon sus propias constelaciones,como los mexicas, que ubicaron a las estrellas en el segundo de los 13 cielos que, para ellos, conformaban el universo (junto con nueve infiernos), y llamaron Tezcatlipoca a la Osa Mayor y Cólotl o alacrán, a la del Escorpión.
En el festejo, en el que estuvo el rector de la UNAM, José Narro Robles, el director del Instituto de Astronomía, José de Jesús Franco López, dijo que la Noche de las Estrellas hermanó a México, pues se celebró en 23 sitios, desde Ensenada hasta Mérida.
En tanto, José Enrique Villa Rivera, director general del Politécnico, mencionó que esta noche demuestra que “unidos somos cada vez más fuertes”.
Por su parte, María Esther Orozco Orozco, titular del Instituto de Ciencia y Tecnología del Distrito Federal, señaló que este espectáculo representa el amor de los mexicanos por el conocimiento.
Y en Universum…
En tanto, en Universum, desde las 10 de la mañana también se celebró la Noche de las Estrellas. Al museo acudieron niños acompañados de sus padres y grupos de jóvenes que participaron en actividades como la Lotería astronómica, Talleres de ciencia recreativa, rally astronómico, visitas guiadas y demostraciones científicas.
En la sala de exposiciones temporales se habló de asteroides, constelaciones, nebulosas, manchas solares, auroras boreales, lunas galileanas y… ¡lotería! gritó una joven que había ganado ya su juego. En tanto, en otra parte de la sala un grupo de
15 visitantes entró al planetario móvil, donde en una hora escuchó la explicación sobre el origen y las características del sistema solar y el universo.
Casi al mediodía, la gente concurrió al vestíbulo de Universum, donde conocieron a personajes como Ptolomeo, Copérnico, Galileo Galilei, Kepler y Newton, quienes hablaron de la importancia de sus aportaciones al estudio del universo. En la planta alta del museo, un grupo de niños elaboró naves espaciales, asteroides o marcianos;
otros prefirieron echar a volar un cohete mojador o acercarse a uno de los telescopios.
Me gustan muchos las películas y los juguetes de La guerra de las galaxias, pero el cielo, el cielo de verdad, es increíble e incluso más bonito que todo eso, dijo Fernando Bustos Sánchez –de 10 años– mientras observaba a través de uno de los telescopios.
La Noche de las Estrellas se efectuó, de manera simultánea, en 17 sitios arqueológicos y en cinco históricos a lo largo y ancho del país, entre ellos, Edzná, Campeche; Chiapa de Corzo, Chiapas; Xochicalco, Morelos; Teotihuacan, Estado de México; Monte Albán, Oaxaca, y La Pintada, en Hermosillo, Sonora.
LAURA ROMERO / LETICIA OLVERA / ALINE JUÁREZ
Etiquetas: Noche de las Estrellas, Prensa
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