viernes, 10 de abril de 2009

Para subir al cielo

Juan Tonda
La Jornada

Este 2009 se celebra el Año Internacional de la Astronomía, ciencia en la que México ocupa una posición destacada desde hace varios siglos. Las culturas prehispánicas desarrollaron conocimientos que en la actualidad siguen siendo causa de asombro para la humanidad.

Nuestros antepasados mayas calcularon la duración del año con gran precisión, lo que hoy día asombra a los astrónomos. Además, predijeron gran cantidad de eclipses de Sol y de Luna, estimaron el tiempo que tarda Venus en dar la vuelta al Sol, estudiaron la colocación de este astro sobre el Ecuador (solsticios y equinoccios), momentos fundamentales para la agricultura y que también fueron asociados a sus creencias religiosas. Utilizaron el sistema vigesimal para medir el tiempo e inventaron el cero.

El observatorio de Chichén Itzá es ejemplo de cómo los mayas aplicaron a la arquitectura sus conocimientos sobre el cielo.

Por otro lado, la presencia en Teotihuacán de las pirámides del Sol y la Luna habla del interés por la astronomía.

El Año Internacional de la Astronomía celebra que en 1609 Galileo Galilei dirigió por primera vez su mirada al cielo a través de un telescopio, diseñado por el óptico holandés Hans Lippershey, aunque no para la observación astronómica. Así el filósofo y matemático italiano vio las cuatro lunas de Júpiter: Europa, Ío, Ganímedes y Calixto.

A Galilei se le considera uno de los iniciadores de la ciencia moderna, la física, las matemáticas y la astronomía. Sus aportaciones dieron un salto cualitativo en el conocimiento científico y técnico. Defensor de la teoría heliocéntrica, que le valió la condena de la Inquisición y estar preso en su casa, hizo contribuciones al desarrollo de la ley de la inercia y la caída libre de los cuerpos, además de ser uno de los primeros divulgadores del quehacer científico.

Al celebrar el Año Internacional de la Astronomía se busca despertar el interés de la sociedad por conocer lo que hay más allá de la Tierra, que por primera vez observemos para conocer un poco del cielo, los planetas, los cometas, las estrellas, las galaxias, los hoyos negros y otros objetos celestes sorprendentes, como los cuasares y las supernovas, así como las teorías de cómo se originó el universo.

Pero no sólo eso, sino que también se valore a los científicos y a su trabajo. Se pretende que empecemos a considerar el entendimiento del cosmos como parte fundamental de nuestras vidas, pues es allí donde hay que buscar respuestas, poco a poco, para conformar el conocimiento científico y técnico.

La ciencia no es totalitaria ni dogmática, a diferencia de las seudociencias, como la astrología y algunas religiones, que tienen respuestas inmediatas para todo y no creen que el ser humano avanza poco a poco, con aciertos y desaciertos.

Ahora bien, pese al lugar destacado que México ocupa en el mundo de la astronomía, en honor a la verdad hacen falta cientos de profesionales y el apoyo decidido del gobierno y la iniciativa privada a los grandes proyectos nacionales, como las construcción de grandes telescopios, además de contratar a nuevos astrónomos.

Para subir al cielo se necesitan una escalera grande y otra chiquita. La primera consistiría en hacer comprender a la sociedad la importancia de conocer el cielo y adquirir una cultura y educación astronómicas. La segunda sería el apoyo de nuestros gobiernos y empresarios a los proyectos, a la formación de recursos humanos y a la contratación de éstos.

Los astrónomos ya han dado los primeros pasos para acercar a la gente al cielo con La noche se estrellas, observación masiva espectacular del 31 de enero que se efectuó en toda la República; en el Zócalo capitalino se reunieron más de 40 mil personas. Este acto se realizará cada año con la finalidad de observar el cielo y aprender un poco de la ciencia que lo estudia.

Por lo pronto, podemos subir al cienlo por primera vez por medio de la excelente exposición fotográfica El Universo para que lo descubras, ubicada en la explanada de Ciudad Universitaria (antes estuvo en las rejas de Chapultepec), con más de 100 imágenes excepcionales del cosmos, única en México.

La astronomía mexicana tiene gran tradición, pero hay una asignatura pendiente: apoyo del gobierno y las empresas para tener mejores telescopios y más investigadores de esta ciencia.

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