sábado, 11 de abril de 2009

El planetario portátil

Este museo itinerante es un teatro de inmersión, una especiede domo que alberga planetas, estrellas y mucha magia

Sonia Sierra
El Universal
Viernes 10 de abril de 2009
ssierra@eluniversal.com.mx

Bajo un cielo de estrellas, el biólogo Héctor Lara señala dos puntos del firmamento, distantes mil años luz entre sí: la Tierra y el Cinturón Orión. Para que su auditorio, integrado esencialmente por niños, comprenda qué son los años luz, él se “ubica” en el cinturón de Orión y les dice:

“Al igual que el sonido, la luz tarda en viajar, lo que vemos desde aquí ya pasó. ¿Qué pasaría si estuviéramos muy lejos, en el centro del cinturón de Orión, y viéramos hacia la Tierra, no veríamos a la gente de hoy, sino a los vikingos, quienes vivieron hace diez siglos. Eso es porque apenas está llegando a este lugar la luz que salió de nuestro planeta hace mil años. Cuando hablamos de distancias en Astronomía nos referimos a los años luz, que es la distancia que recorre la luz a trescientos mil kilómetros por segundo en un año. Es más fácil decir un año luz que nueve billones cuatrocientos sesenta mil millones de kilómetros”.

Lara encabeza una sesión desde un teatro de inmersión, un domo que alberga un planetario portátil, el cual desde hace dos años ha visitado algunas ciudades del centro de México.

Se llama Tu Museo, y es una cooperativa familiar, una Pyme dedicada a la divulgación científica. Los tres hermanos Lara: Hilda -quien es pedagoga-, Ulyses -sociólogo- y Héctor, junto con sus parejas, desarrollaron una propuesta que lleva ciencia, arte y conocimiento a escuelas, casas de cultura, parques, entre otros lugares. El fin es divertir, al tiempo que enseñar y llevar mensajes variados como por qué proteger el medio ambiente, cómo es el cuerpo por dentro o cómo prevenir el consumo de drogas.

Tras dedicarse varios años a la biología, Héctor Lara comprendió que a pesar de la investigación, el deterioro ambiental seguía y que difícilmente los mensajes le llegaban a la gente. “Estamos convencidos de que lo que puede inclinar la balanza es la divulgación, el conocimiento. Hay muchas cosas que la gente hace no porque esté en contra del ambiente, o de la sociedad; son pequeñas actitudes que uno tiene y las hace por ignorancia”. Se habla, por ejemplo, de cómo el problema no es una gota de agua, sino la cantidad de gotas o de las miles de basuritas, de que el agua de que podemos disponer es sólo el 2% de la que existe en el Planeta. “Esas cosas nos llegan como flashazos, pero no se sienten, se necesita divulgación y con esto damos algo más emotivo”.

Luego de buscar préstamos aquí y allá para la cooperativa, Tu Museo se constituyó en 2006 y en 2007 tuvo su primer contrato. Uno de los retos fue hacer entender el concepto: “No, no es un mero planetario. Es un espacio en el cual llevas a la gente a otro lugar, a otro tiempo, la llevas a sentirse inmersa en una nebulosa, a Marte, a los anillos de Saturno, al cerebro, por el cuerpo”.

Las proyecciones de películas, exposiciones y charlas tienen lugar en un domo inflable de 8 m. de diámetro y 6 m. de alto, con capacidad para entre 70 a 90 personas. Los visitantes se acuestan sobre una alfombra y miran hacia el cielo donde con la ayuda de un proyector se pasan cintas en un radio de 360 grados; hacia donde mire el espectador estará inmerso en la imagen, por eso se le llama teatro de inmersión a estos espacios. El sistema es similar al que hay en el Planetario del Instituto Politécnico Nacional o en Papalote Museo del Niño. Las cintas duran alrededor de 20 minutos y tienen efectos visuales y de sonido muy cautivadores para el público.

“Transmites muchos sentimientos, más que cantidad de conocimientos. Es poco el tiempo de contacto, entonces nos interesa despertar el interés para que quieran saber más, se trata de que salgan en la noche, y vean arriba para tratar de identificar lo que aquí vimos”.

Tu Museo ha llegado desde 2007 a los municipios de Ecatepec, Metepec, Chalco; a Cuautla en Morelos; al puerto de Acapulco; la ciudad de León y las delegaciones de Coyoacán, Gustavo A. Madero, Tlalpan y Tláhuac en el DF. El concepto, ha sido muy bien acogido, porque es móvil y porque la oferta cultural no es muy variada en estas zonas. Una recomendación para los visitantes es que no sólo los niños vayan a verlo, sino también los papás para que lo platiquen.

Aprovechando que 2009 es el Año de la Astronomía se ha dado énfasis al planetario, pero Tu Museo abarca temas como salud y arte. El concepto se ha ido abriendo a otras facetas, por ejemplo, hoy uno de los objetivos es producir las películas –las que actualmente se exhiben fueron realizadas en Estados Unidos, y los precios de estas producciones pueden variar entre los 5 y los 15 mil dólares-. La intención aquí es disminuir costos, pero a la vez crear materiales propios, acordes a sus necesidades. En ese sentido, se trabajan materiales con especialistas en torno a temas como la autoestima, la drogadicción, los problemas de género, la discriminación, la violencia intrafamiliar, el “bullying” o cómo aprender a decir no. Otra meta para 2010 es, en el contexto de las conmemoraciones de la Independencia y la Revolución, hacer un guión al respecto.

Una idea más es que para aquellos que esperan para entrar, se diseñan una serie de juegos didácticos como la oca espacial y la lotería del espacio –con galaxias, nebulosas, estrellas, planetas y meteoros-.

viernes, 10 de abril de 2009

Para subir al cielo

Juan Tonda
La Jornada

Este 2009 se celebra el Año Internacional de la Astronomía, ciencia en la que México ocupa una posición destacada desde hace varios siglos. Las culturas prehispánicas desarrollaron conocimientos que en la actualidad siguen siendo causa de asombro para la humanidad.

Nuestros antepasados mayas calcularon la duración del año con gran precisión, lo que hoy día asombra a los astrónomos. Además, predijeron gran cantidad de eclipses de Sol y de Luna, estimaron el tiempo que tarda Venus en dar la vuelta al Sol, estudiaron la colocación de este astro sobre el Ecuador (solsticios y equinoccios), momentos fundamentales para la agricultura y que también fueron asociados a sus creencias religiosas. Utilizaron el sistema vigesimal para medir el tiempo e inventaron el cero.

El observatorio de Chichén Itzá es ejemplo de cómo los mayas aplicaron a la arquitectura sus conocimientos sobre el cielo.

Por otro lado, la presencia en Teotihuacán de las pirámides del Sol y la Luna habla del interés por la astronomía.

El Año Internacional de la Astronomía celebra que en 1609 Galileo Galilei dirigió por primera vez su mirada al cielo a través de un telescopio, diseñado por el óptico holandés Hans Lippershey, aunque no para la observación astronómica. Así el filósofo y matemático italiano vio las cuatro lunas de Júpiter: Europa, Ío, Ganímedes y Calixto.

A Galilei se le considera uno de los iniciadores de la ciencia moderna, la física, las matemáticas y la astronomía. Sus aportaciones dieron un salto cualitativo en el conocimiento científico y técnico. Defensor de la teoría heliocéntrica, que le valió la condena de la Inquisición y estar preso en su casa, hizo contribuciones al desarrollo de la ley de la inercia y la caída libre de los cuerpos, además de ser uno de los primeros divulgadores del quehacer científico.

Al celebrar el Año Internacional de la Astronomía se busca despertar el interés de la sociedad por conocer lo que hay más allá de la Tierra, que por primera vez observemos para conocer un poco del cielo, los planetas, los cometas, las estrellas, las galaxias, los hoyos negros y otros objetos celestes sorprendentes, como los cuasares y las supernovas, así como las teorías de cómo se originó el universo.

Pero no sólo eso, sino que también se valore a los científicos y a su trabajo. Se pretende que empecemos a considerar el entendimiento del cosmos como parte fundamental de nuestras vidas, pues es allí donde hay que buscar respuestas, poco a poco, para conformar el conocimiento científico y técnico.

La ciencia no es totalitaria ni dogmática, a diferencia de las seudociencias, como la astrología y algunas religiones, que tienen respuestas inmediatas para todo y no creen que el ser humano avanza poco a poco, con aciertos y desaciertos.

Ahora bien, pese al lugar destacado que México ocupa en el mundo de la astronomía, en honor a la verdad hacen falta cientos de profesionales y el apoyo decidido del gobierno y la iniciativa privada a los grandes proyectos nacionales, como las construcción de grandes telescopios, además de contratar a nuevos astrónomos.

Para subir al cielo se necesitan una escalera grande y otra chiquita. La primera consistiría en hacer comprender a la sociedad la importancia de conocer el cielo y adquirir una cultura y educación astronómicas. La segunda sería el apoyo de nuestros gobiernos y empresarios a los proyectos, a la formación de recursos humanos y a la contratación de éstos.

Los astrónomos ya han dado los primeros pasos para acercar a la gente al cielo con La noche se estrellas, observación masiva espectacular del 31 de enero que se efectuó en toda la República; en el Zócalo capitalino se reunieron más de 40 mil personas. Este acto se realizará cada año con la finalidad de observar el cielo y aprender un poco de la ciencia que lo estudia.

Por lo pronto, podemos subir al cienlo por primera vez por medio de la excelente exposición fotográfica El Universo para que lo descubras, ubicada en la explanada de Ciudad Universitaria (antes estuvo en las rejas de Chapultepec), con más de 100 imágenes excepcionales del cosmos, única en México.

La astronomía mexicana tiene gran tradición, pero hay una asignatura pendiente: apoyo del gobierno y las empresas para tener mejores telescopios y más investigadores de esta ciencia.

martes, 7 de abril de 2009

Videos Ganadores de Animasivo

 

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